China está venciendo al desierto en Ningxia
Beijing, 19 de octubre de 2025 —
En el borde del desierto de Tengger, una región árida que durante décadas avanzó implacable hacia los poblados de Ningxia, China ha logrado revertir el proceso de desertificación. La estrategia combina técnicas ancestrales con innovación científica moderna, logrando lo que muchos consideraban imposible: detener al desierto y transformar dunas en zonas verdes productivas.
Claves rápidas
- Miles de hectáreas de arena fueron estabilizadas con un sistema de “rejillas de paja”.
- La restauración comenzó en 2013 y hoy alcanza más del 70 % de efectividad.
- El modelo de Ningxia se estudia actualmente en países como Egipto y Arabia Saudita.
De la arena al verde: el método de las “rejillas de paja”
El corazón de esta transformación está en un método simple pero eficaz: los trabajadores colocan haces de paja trenzada formando cuadrículas sobre la arena, reduciendo la erosión del viento y permitiendo el crecimiento de pastos resistentes al calor.
Esta técnica, desarrollada por agricultores locales en los años 50, fue recuperada y perfeccionada con sensores de humedad y monitoreo satelital.
En una década, más de 1,6 millones de hectáreas se han regenerado en Ningxia, Gansu e Inner Mongolia. El contraste visual es notable: donde antes se extendían dunas móviles, hoy crecen sauces del desierto, alfalfa y girasoles.
Un laboratorio ecológico para el futuro
El éxito de Ningxia no solo detuvo la expansión del desierto, sino que convirtió la región en un laboratorio vivo de restauración ambiental. En el condado de Shapotou, a orillas del río Amarillo, se encuentra el Centro Nacional de Control de Desertificación, donde equipos de ingenieros y comunidades locales trabajan de forma conjunta.
Los institutos tecnológicos de Yinchuan y Lanzhou han desarrollado sensores capaces de medir la salinidad del suelo y la humedad subterránea en tiempo real, optimizando el riego por goteo alimentado con energía solar. Gracias a este sistema, el consumo de agua se redujo hasta en un 40 %, un avance crucial para zonas áridas.
El proyecto también generó una nueva economía verde. Las aldeas cercanas producen fertilizantes orgánicos, plantas medicinales y cultivos resistentes, mientras cooperativas locales ofrecen recorridos educativos que muestran cómo el desierto se convirtió en un ecosistema estable. Este modelo de turismo ecológico científico, promovido por el gobierno regional, atrae cada año a investigadores y visitantes de toda China.
Según el Ministerio de Ecología y Medio Ambiente, la meta es replicar el modelo de Ningxia en 12 provincias semiáridas antes de 2030, con un plan nacional de restauración de 6,5 millones de hectáreas degradadas.
Repercusiones internacionales
Organismos como la ONU Medio Ambiente y el Banco Asiático de Desarrollo han destacado el proyecto de Ningxia como un ejemplo de restauración sostenible a gran escala.
El éxito del modelo refuerza la diplomacia verde de China, que ahora exporta su experiencia técnica a países del norte de África y Medio Oriente. En 2024, expertos chinos participaron en proyectos piloto de estabilización de dunas en Egipto y Arabia Saudita utilizando el mismo sistema de “rejillas de paja”.
Dato cultural / lingüístico
En chino, la palabra 沙漠 (shāmò) significa “desierto”.
Curiosamente, también se usa en sentido figurado para describir soledad o vacío emocional.
Por eso, el logro de “vencer al shāmò” tiene un valor simbólico: transformar el vacío en vida.
🖋️ Publicado por Redacción Hanyu — octubre 2025
Sección: Medioambiente y Sociedad
